lunes, 24 de mayo de 2010

Capítulo Sexto

Bien. Pensar en cómo cambió mi estado depués de halar con Hugo a después de hablar con Santi...es increíble. Santi era como el mar, ''el algo'' que siempre me había faltado, el alguien que siempre había necesitado para conversar. Aparte de volver a ver a toda mi familia y amigas, lo mejor que me había pasado fuera de Nueva York, podría decirse, que había sido Santi. No solo era su forma de ser, eran sus palabras. Parecía que se había estudiado los guíones de películas y leído millones de libros. Que había estudiado frase por frase y las había analizado, palabra por palabra para después, poderlas decir con su dulce voz. Algunas frases eran de él, y por lo que había estado con él ( una noche ), eran las que más me gusaban. Y su manera de querer ayudarme, sin saber siquiera el problema...La verdad, lo hacía, me ayudaba.
Hablamos de todo. Sentimientos, mi experiencia en Nueva York, lo mucho que a él le gustaba Nueva York , las muchas cosas en común que teníamos, la música, sus poesías, o su más o menos poesía, como lo llamaba él. Sus años en Nápoles, que por cierto, era de Italia. Nuesta pasión por la pasta...
La verdad, no sé cuanto tiempo estuvimos hablando, dos, o tres horas. Pero fueron las mejores. No paramos de hablar, todo el rato hablando, como unas cotorras de verdad.
No sé que me pasó con Santi, no me había pasado nunca algo parecía con otro chico. Era extraño, pero al a vez una sensació maravillosa. No tenía ni idea de cómo, ni el por qué, pero si tenía que elgir...me quería llevar a Santi conmigo a Nueva York. Oh, bueno, a cualquier lado, a dónde fuera, pero con él...

No hay comentarios:

Publicar un comentario